CUANDO NECESITES IMPULSO: VUELVE A LOS INICIOS
Cuando llevas mucho tiempo corriendo, contando kilómetros, tachando carreras del calendario cada fin de semana, sumando retos puede que llegue un momento que pierdas el norte. Que te muevas por inercia. Que busques una razón para seguir acumulando kilómetros. Puede también que estés estancado, que te guste correr pero necesites algo más y no sabes lo que es. Puede también que estés motivado en exceso y todo te parezca poco y no sepas distinguir aquello que realmente te motiva a seguir. Puede que no hayas corrido ni tres kilómetros seguidos pero te estés planteando si el running merece realmente la pena. Y yo, que he pasado por todos estos estados emocionales y deportivos siempre recurro a la salida que siempre me sirve para volver a impulsarme hacia adelante: VOLVER A MIS INICIOS Y BUSCAR EN ELLOS LA RESPUESTA.
Siempre he dicho que cuando no esté motivada o no disfrute corriendo (pero de verdad, no vale un día de entrenamiento malo) dejaré de correr, de entrenar como lo hago. Para mi el running es diversión y estímulo, sin ésto no tiene sentido. Y también me he dado cuenta que muchas respuestas a esos momentos de bajón que todos tenemos están más cerca de lo que pienso. Sin darme cuentas en estos meses me he topado de frente con aquello que necesitaba para seguir con fuerza. Por ejemplo: en la última carrera de la mujer en la que participé o la última vez que ayudé a alguien a cruzar una meta. De esas experiencias, sin buscarlas, nacen las respuestas a todo lo que buscas y a veces no encuentras. Cuando te sitúas en tu inicio, tu presente tiene sentido.
Sois muchos los que os habéis interesado por este tema, por conocer qué hago para estar activa siempre o por lo menos para no bajar la guardia demasiado y dejar de lado el deporte por no saber trabajar a tiempo las emociones, por no saber gestionarnos. Llevo meses analizándome, trabajando mi cabeza, estudiando mis pensamientos y éstas son mis conclusiones. Ojalá te sirvan para encontrar tu momento y volver a impulsarte:
– Cuando me estanco intento frenar un par de días (nada de deporte) y hacer balance de lo que me ha llevado a tocar techo en el running: demasiados kilómetros, un reto gigante, no llegar a los entrenamientos, no encontrarme bien… Hay mil factores condicionantes pero solo una respuesta: si mis emociones no vibran, el proceso no merece la pena.
– Resetea o cambia la meta. Así de tajante. No siempre podemos supeditar nuestra vida a nuestros kilómetros ni equiparar lo que valemos por los retos que conseguimos. Somos mucho más que deporte. Si reseteas manteniendo el reto haz que todo fluya en equilibrio (tu vida, tus hobbies, tu ocio) sino volverás a decaer. Si cambias la meta, no te arrepientas: ya que es sinónimo de amor propio y de que has sabido escucharte y valorarte.
– Cuando nada me motiva: vuelvo a mis inicios. Busco en ellos algo, por muy minúsculo que sea, que me ayude a reactivar esa chispa que un día se encendió. Si en mis inicios donde no había corrido nunca, donde no controlaba mi cuerpo como ahora, donde no entendía de series ni de cambios de ritmo conseguí engancharme al deporte ahora solo necesito rebuscar en mi interior. Quererse por lo que has conseguido por ti misma y ser consciente es un regalo que nos debemos hacer a diario. No olvides recordarte de dónde vienen tus zancadas.
– El running es tan personal, tan íntimo y tan reconfortante que esas sensaciones se convierten en únicas e irrepetibles. Por eso cuando las descubres no hay marcha atrás. Haz del running la excusa para dejar de lado el móvil, el ordenador, la agenda semanal y encontrar un espacio. Si no corres por lo menos mantiene ese tiempo que invertías en el deporte en algo solo para ti. Dedicarse tiempo sin más. Puede que las ganas vuelvan cuando te reencuentres contigo misma.
– Libérate de los retos y corre sin reloj, sin tiempos. ¿Recuerdas cuando empezaste que no llevabas ni reloj ni sabías tu ritmo medio? Seguro que te divertías igual ¡o más! ¡no había presión! Márcate un temporada solo de correr por correr, como si fueras novata, y puede que en ese momento de relax surja lo que necesitas para volver con fuerza.
– Habla con tu pasado y dile que ahora eres más fuerte, más poderosa y sabes lo que quieres. Aunque creas que no sirve de nada te equivocas. Puedes acallar muchas voces internas que te dicen que no estás avanzando, que no estás motivada, que no vas por el camino correcto. Pero si eres capaz de plantarles cara y contestarles ya irás por delante de tus miedos. Punto para ti.
– Mira a través de los ojos de las personas que están empezando a correr. Busca la ilusión, el miedo, los nervios en aquellos que preparan con ahínco sus primeros 5 ó 10 kilómetros y empápate de su entusiasmo. Eso me ocurre a mi en cada Carrera de la Mujer en la que participo. Veo sus caras de emoción y me da cierta envidia saber que será único lo que sentirán al llegar a meta.
– No te menosprecies por tus kilómetros. No te culpes si el plan no sale como quieres. No sufras si tu cuerpo no te pide retos importantes. Si eres capaz de relajarte, valorar lo que haces y estar orgullosa de ti volverás con más fuerza que nunca.
Si todo esto no te sirve, solo te diré una cosa más: Vive. V-I-V-E. Y quiérete. Que a veces vamos tan deprisa que se nos olvida.
Vane
24 abril, 2018Soy corredora y m encantaa lo k he leído.dices muchas verdades.
Silvia
4 mayo, 2018Cuanta razon!! A veces hablando con una misma,es el mejor psicplogp que se puede tener.